Resulta paradójico que el pequeño productor sea el responsable del 80% de los alimentos consumidos en países en desarrollo y que el 75% de las personas más pobres del mundo vivan en las zonas rurales y sean campesinos. Asia Meridional y el África Subsahariana son las regiones más afectadas por la pobreza y el hambre según el informe de la pobreza rural 2011 del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola(FIDA), una de las agencias de las Naciones Unidas especializadas en el mundo rural. La falta de una gobernanza global, la pérdida de diversidad en las semillas, la agricultura a gran escala, la reducción de la inversión pública y los productos que recorren medio mundo y dejan una gran huella ambiental son algunos de los problemas a los que se enfrenta el campesinado para salir de su situación extrema de pobreza, hambre y miseria. Diversos expertos señalan hasta siete medidas que debe adoptarse para luchar contra el hambre del campesinado.
- Adoptar medidas políticas globales
- Proteger la biodiversidad de las semillas
- Luchar contra el acaparamiento de la tierra
- Consumir productos de los mercados locales
- Apoyar la agricultura familiar frente a la agroindustrial
- Más inversión pública para el desarrollo agrícola
- Relanzar el papel de la mujer en el campo
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